martes, 2 de junio de 2015

¡Viva el Huapango! Núm. 4

    ¡Viva el Huapango!
 Año 1 -------  Junio de 2015   -----   Santiago de  Querétaro, Qro. -----    No. 4

Huapango en Querétaro

Desde hace quince años el Comité Organizador del Festival de Huapango Arribeño y Cultura de la Sierra Gorda decidió buscar un foro para realizar actividades con el fin de captar recursos económicos que permitan la realización de dicho festival, mismo que se lleva a cabo los días 29,30 y 31 de diciembre de cada año en El Real del Xichú, cabecera municipal de Xichú, Gto.
El culmen del festejo es la despedida del viejo año y la bienvenida al siguiente, el cual consiste en la ya tradicional topada.

Mientras el fin de año llega, vamos a bailar huapango al Centro Cultural Casa del Faldón, ubicado en la otra banda, en el barrio de San Sebastián,  frente al templo del mismo nombre.



Cartel tomado de Facebook @Huapango arribeño Xichú
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Editorial
El Destino 
Ser huapanguero arribeño es toda una gracia. El señalado deberá cumplir varias condiciones. El primero es tener sangre serragordense o planeña. El segundo pero más importante, ser tocado por el Destino.
Hay otras virtudes que caracterizan al guitarrero, como también se le conoce, empezando por el talento, la capacidad de análisis y pensamiento crítico… la sensibilidad necesaria para identificarse con la raza, con sus necesidades, sus deseos y hasta con sus sentimientos.
Aún hay más. El llamado del destinado se da cuando al ver y oír tocar los sones con el conjunto arribeño sienta el cosquilleo, la tentación de acariciar y pulsar la guitarra quinta así como la necesidad de expresar sus emociones, sus ideas tal como lo hace el pueta que está en el tablado. Sus habilidades deben incluir la facilidad para improvisar en rima.
El tema de expresión queda al libre albedrío del trovador, más sabe la gran responsabilidad que carga en sus espaldas, pues ya no es sólo él. En la tocada son sus tres acompañantes, su auditorio y él mismo.

Les recordamos que estamos con ustedes a través de Radio Universidad con el programa ¡Viva el Huapango! LOS ESPERAMOS. 
El Editor
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El huapango arribeño
En la región de la Sierra Gorda, cuyo territorio abarca municipios como San Luis de la Paz, Victoria, Santa Catarina y Xichú por la parte guanajuatense; Peñamiller, Tolimán, Pinal de Amoles y Arroyo Seco por el estado queretano; así como  Cerritos, Rioverde, San Ciro de Acosta y Cd. Fernández en el plano potosino, desde hace muchos años se interpreta y ejecuta un estilo poético-musical denominado son rioverdense o huapango arribeño.
La denominación no es relevante en este momento, aquí lo que resaltaremos es, a grandes rasgos, la estructura que compone una pieza de este género.
Una pieza arribeña se compone de tres partes a saber: Poesía, valona y finalmente un jarabe o un son.
La poesía está determinada a partir de una planta de cuatro, cinco o hasta seis versos. A partir de esta planta, el poeta declamará algunas décimas cuyo número máximo no está determinada, pero deben ser al menos cinco. Todas ellas tendrán en su último verso, el primero de la planta.
La entonación es marcada por el guitarrero y el son será el mismo a partir del cual los músicos ejecutarán entre décima y décima.
La valona también será interpretada conforme a una planta o pie forzado. En este caso llamado así debido a que cada décima concluye con cada uno de los versos que conforman la planta en el orden que la componen y serán tantas estrofas como rimas contenga el pie forzado.
Finalmente, después que el guitarrero marca tres o cuatro azotes indicando que el valoneado terminó, los vareros llevan la pieza a su fin interpretando un son o jarabe.
Es necesario mencionar que la estructura de la poesía está determinada por la décima, salvo en el son y el jarabe, cuya métrica de los versos podrá comprender el octosílabo o ser compuesta, es decir, tener diez, doce, catorce o más sílabas.
La estructura de las rimas son de la forma ab, ba, ba, ac, cd, dc debiendo ser consonante, también denominada rima perfecta o total. Esta se refiere a que entre dos o más versos los fonemas de las últimas sílabas coinciden a partir de la vocal acentuada.
De dónde vino, bien no se sabe
Pero es la estrella en el fandango.
Porque se goza al bailar huapango.
Da gusto hacerlo, ni duda cabe.
Llegó por altamar en alguna nave
Pero ¿qué tipo de embarcación?
Más como sea todo es cuestión
De disfrutarlo cuando lo oímos
Y de este modo en coro decimos
VIVA POR SIEMPRE LA TRADICIÓN
La sonería, aunque parezca monótona por el ritmo de las ejecuciones, tiene su parte interesante por la gran cantidad de elementos que descubren al ejecutante de la instrumentación así como al trovador, y en lo personal, siento que es más fácil percibirlos cuando se escucha, se baila y se tararea una pieza arribeña.



(PPH)
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Anecdotario
Las primeras veces que toqué en Xichú, hacían los tablados afuera de un salón grande, después los cambiaron al jardín. El modo como llegué fue que en “La Rata Muerta”, una cantina de San Luis, conocí a Jesús Núñez, ese hombre venía a vender aguacate y otras cosas, andaba como con otros seis. Ahí estaba esa parranda cuando entramos con nuestros instrumentos:
-¿Saben tocar?
-Poquito, una canción, un huapango.
-¿A poco tocan huapango?
Empezamos a improvisar versos y como les gustó nuestro modo fuimos a saber por allá. Estaba retirado.
Una de las últimas veces que fui, antes de comenzar, me dijo Antonio (por eso nunca nos poníamos de acuerdo en nada):
-Tocayo, aquí hay más de cien gentes grabando. ¿Cómo ves? ¿te gusta que te graben?
-Sí, qué tiene.
-A mí no me gusta, porque cantas esto, lo otro y mañana ya lo traen ellos. Cómo ves si cantamos poesía de lo que sea, pero que la planta no concuerde con el tema de las décimas, así qué ganan con grabar…
-Me gusta tu idea, Toño. (Yo nomás por el respeto que le tenía)
Comenzamos y pasamos la mayor parte de la noche en esa forma, pero a las cuatro de la mañana, cansado y fastidiado de hacer esas travesuras, canté una poesía completa de la llegada de Cortés y que se me enoja:
-¿En qué quedamos?
-No te enojes, tocayo, vamos a seguir igual
Así amanecimos cantando la planta por un lado y las décimas por otro.

El trovador sagaz: don Antonio Escalante
Poetas y Juglares de la Sierra Gorda. Crónicas y conversaciones
Eliazar Velázquez
Pp. 160-162; Edic. La Rana, Guanajuato, México; 2004
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Guitarrero de mano encendida
Así deberá ser el músico pilar del grupo arribeño. Es obvio que por sí solo, el guitarrero no dará el mismo resultado que cuando es acompañado por los dos vareros y el vihuelero o jaranero.
Cada uno de ellos cumple su parte y cada quien es importante para el jolgorio, el bullicio y el regocijo de cuantos participan en la fiesta.
El vihuelero o jaranero replica en su instrumento los rasgueos y azotes que el guitarrero hace en el propio en el propio, ejecuta con gran pasión, dando mayor sonoridad.
En las varas, uno asegundará al otro, dando con esto brillantez y aumentar la excitación en los bailadores para ejecutar sus mejores pasos cuando se trata de situaciones festivas.
Volviendo al pueta, él se encargará de marcar el paso en las interpretaciones. Lleva, literalmente, la voz cantante y sonante. Para ello se auxiliará de sus poesías que pueden ser improvisadas o previamente escritas. En el primer caso, la  causa de su inspiración será en parte gracias a los elementos situacionales. Es decir, se coloca en el contexto motivo de su participación.
Con su voz, además de su guitarra, podría tomar parte en los tres fragmentos que componen la pieza arribeña, aunque la tradición lo obliga a ser el artífice tanto en la poesía como en la valona.
Su talento es nato y se desarrolla conforme a las circunstancias que experimente, en tanto que complementará sus fundamentos siendo observador, curioso, inquieto y desde luego incansable lector interesado por empaparse de sapiencia. Es de resaltar la sabiduría de muchos viejos huapangueros quienes, pese a no haber tenido la más elemental instrucción escolar, aprendieron a leer y escribir empujados por el deseo de abrevar en libros que trataran temas tanto científicos como históricos. Así fue como, para tener temas que les permitieran cumplir un compromiso, aprendieron sobre la segunda Guerra Mundial; la Revolución Mexicana; vida de personajes como Miguel Hidalgo y Costilla; aspectos de astronomía; de historia Sagrada, siendo en este caso La Biblia su principal apoyo, entre otros.
El guitarrero curtido sacará adelante un compromiso con los parabienes en una boda; aporreará sin piedad a su contrincante en la topada y después, caballerosamente, le pedirá disculpas por haberlo maltratado. El sentimiento hará presa de la concurrencia al escuchar la versería en una velación patronal o la dedicada al difunto cuando de velorio se trata.
El guitarrero de mano encendida, con pasión nos contará muchas cosas y nos hará reparar en aquellas que pasan desapercibidas porque ese es su Destino.
(PePeHuapango)
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Los Leones de la Sierra de Xichú

Guillermo Velázquez____ trovador y quinta Huapanguera
María Isabel Flores___ cantante y bailadora
Mario González___ primer violín
Nicasio López___ "Cacho"-segundo violín
Arturo Lara____ jarana
Vincent Velázquez___ bailador

Es agosto de 2008, una mañana muy agradable en la casa de Guillermo Guevara, exvarero de los Leones de la Sierra de Xichú. Él nos platica cómo surge el grupo: “Los Leones de la Sierra aquí se formaron, porque aquí lo hay, el león… Empezamos como en el sesentaiocho, o pue’que antes y éramos Mauro González y unos huapangueros de San Ciro que fuimos a alternar con un grupo norteño en Río Bravo, Tamaulipas, que se llamaban los Téllez, nos pedían un nombre y yo inventé el de Los Leones de la Sierra y ya después seguimos con el título... éramos yo, León Lara, Mauro y Ángel González… Guillermo Velázquez entró al grupo por ái por 1979… en el 97 me salí…Velázquez retomó el título, pero no tienen ningún elemento de los que empezamos”
Cuatro décadas después Los Leones se mantienen vigentes con la misma música que les dio origen, el huapango arribeño. Bajo la dirección de Guillermo Velázquez como guitarrero, poeta y trovador, el grupo, contrario a lo que ocurre con la inmensa mayoría de los intérpretes de música tradicional, se ha convertido en un icono representativo del también llamado  son rioverdense, en varios escenarios del mundo.
El grupo ha sido un parteaguas en la forma de ver el huapango arribeño, ya que Guillermo propone el ensamblaje musical con otros géneros para llegar  a contextos muy diferentes al origen de esta expresión musical. De esta manera, en las grandes urbes de México y muchos lugares del mundo, se sabe de la existencia de un género que antaño solo se tocaba en las bodas, aniversario de ejidos, fiestas patronales de comunidades inmersas en la Sierra Gorda y sus alrededores.
Rusia, 1985. Primer viaje al extranjero. Festival Mundial de la Juventud.
Puerto Rico, 1988. Primer Encuentro de Trovadores del Caribe.
África, 1989. Diversos foros: Kenya, Tanzania, Mozambique, Zambia y Zimbabwe a invitación de A.A.L.A.E (African Asociation For Literacy an Adult Education).
Son las primeras participaciones fuera del país y la lista es larga, por lo cual enumeramos sucintamente su trayectoria.
Además de cumplir  compromisos con el público más conocedor del huapango arribeño en bodas, quinceaños,  fiestas patronales, topadas, velaciones, etc., en la Sierra Gorda y sus alrededores, han tenido participaciones en diversos foros culturales como el Festival internacional Cervantino; Jornada Iberoamericana de Niños y Jóvenes Poetas, Troveros y Versadores; Cuba; Islas Canarias; Chile; Estados Unidos de Norteamérica, Festival de la Huasteca y muchos otros.
Durante estos años han formado parte de los Leones, diversos músicos. Los iniciadores, según don Guillo Guevara, él con León Lara (+) y los hermanos González: Ángel y Mauro; después, encabezados por Guillermo Velázquez han sido integrantes Javier Rodríguez, don Eusebio “Chebo” Méndez (+), don Sebastián Salinas (+), don Joel Monroy, J. Inés Suárez, Mario González y Nicasio “Cacho” López. Como bailadores doña Isabel Flores Solano quien además interpreta como primera o segunda voz, don Benito Lara (+) y últimamente Vincent Velázquez, entre otros.

-PePeHuapango-
Información de los integrantes de Huapango Arribeño Xichú

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La Topada
El clímax del son arribeño
Son las cuatro de la tarde. De la pequeña iglesia del ranchito sale una pareja de recién desposados seguidos por sus familiares, amigos, conocidos y vecinos en general. Afuera, a la entrada, un grupo musical de vara comienza una pieza (polka) que se prolonga por varios minutos, ya que dura hasta que llegan al lugar del huateque todos los que salieron del templo y los que se agregaron durante el trayecto. Novios y familiares atienden a sus visitantes sirviendo platillos con mole, arroz, pollo, barbacoa y carnitas; chiles envinagre pa’l que quiera más picante y tortillas (de tortillería porque está pesado hacer tanta y no alcanza el tiempo). Los comensales se acomodan con su plato  donde haiga lugar. Mientras los músicos, sentados en unas sillas de plástico, siguen toca y toca piezas, valses y uno que otro sonecito que de vez en vez sirve para que el trovador cante un verso dedicado a los novios o a sus papases.
Empieza a oscurecer. Los músicos se levantan y enfilan hacia el corral (sin tocar) donde hay dos tablados, uno frente al otro con un entarimado en medio para los bailadores. Allí, trepados en un tarango, se encuentran sentados otros músicos de vara que afinan sus instrumentos. Los que vienen de la casa se dirigen hacia el tablado de enfrente. El corral está iluminado por unos potentes reflectores que trajo el novio, recién llegado del Norte, y servirá para aluzar toda la noche que dure el enfrentamiento, porque eso es lo que habrá: UNA TOPADA, es decir un enfrentamiento poético-musical entre los dos guitarreros.
Pocos minutos después, apenas llegan los novios y sus invitados al lugar donde será el baile, el guitarrero del grupo que subió primero al tablado empieza una planta saludando a los novios. Así arranca la topada.
La música (el grupo) que comienza puede ser apalabrada previamente, aunque hay reglas no escritas. Como en el caso de boda o fiesta familiar, donde se acostumbra que sea la que trajo el padrino. En otros casos se elige mediante un sorteo, lo define el organizador o simplemente lo hace el conjunto que suba primero al tablado.
Sus primeras participaciones serán de presentación del conjunto, saludados y bienvenida tanto a la concurrencia como a los organizadores e incluso al otro grupo.
Después viene el tema de fundamento que durará hasta la madrugada. Para esta parte de la topada, el cantador deberá estar muy léido (informado) si no quiere ser zarandeado por el contrincante. En las bodas, dedican varias piezas con buenos deseos a los desposados apoyándose en historia sagrada, tomando pasajes bíblicos relacionados al tema nupcial. Son los parabienes. De esta forma cubren este segmento.
A qué horas cantas gallito
que ya es en la madrugada,
quiero que con tu tonada
nos diviertas un ratito.
Para levantar el ánimo y arrancar risas y gritos de gusto viene el aporreón o bravata. Los poetas empiezan a meter versos picantes, cocoreándose entre sí, en tanto los músicos también se espolean con sus pares contrarios. Los tonos musicales que se utilizan son re, do, la y sol conforme a un reglamento. Las poesías y valonas contienen frases a propósito buscando maltratar al poeta de enfrente ya que se dicen cosas ofensivas pero con gracia. De este modo el sueño desaparece y los bailadores se animan todavía más para seguir bailando hasta el amanecer. Si todavía hay gusto, los músicos para despedirse tocan alguna polca o un son. Al bajarse del tablado, si hay amistad, los músicos se buscan para darse los buenos días y hasta para pedirse disculpas por lo dicho en las versadas.
-PPH-
Versos tomados del libro “Yo también soy de talento”, Poesía de Don Guadalupe Reyes;

Unidad Regional de Culturas Populares de Querétaro; 2000.
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Grandes Huapangueros
Don Lupe Reyes, poeta por destino
Soy campesino soy labrador / labro la tierra con grande esfuerzo,
a mis amigos les canto un verso / porque tengo algo de trovador.
J. Guadalupe Reyes Reyes nació en El Refugio, municipio de Arroyo Seco, Querétaro, el 1 de Septiembre de 1931. Su padre se llamaba Jerónimo y su mamá Dolores Reyes. Don Lupe quedó al cuidado de su abuela materna y su tío Matías Reyes a la edad de dos años. Aunque juguetón, como todo niño de campo, empezó a trabajar apenas pudo caminar. Su tío, hombre muy estricto, no quiso mandarlo a la escuela, lo puso “a cuidar animales, darles el maíz, trairlas a encerrarlas, darles la’gua; llevarle unos burros, unos puercos, y bueno, ese era mi deber. Hiciera frío o calor… Pero yo comía, yo bien agusto, ‘ta uno inocente…
…Mi comienzo en conocer el destino de trovador  fue a los  21 años. Me inspiré oyendo a los que sabían, unos señores que visitaban a mi abuelita y a mi tío, platicaban cuentos, pasajes de la vida... Luego iban otros, ¡órale! Oía aquello tan bonito que de veras me inspiraba. Un día le pregunte a mi abuelita ¿y cómo hace ése hombre para saber tanto? Habla cosas muy preciosas.- Ése hombre sabe leer, tiene libros de historia, - ¿y cómo se hace?  Quisiera llegar a saber. - Primero se enseñan a leer, luego aprenden en los libros. - ‘tonces le platico a mi tío que yo quería aprender a leer. Mi tío no, dice, eso no le sirve. Que se enseñe a trabajar en el campo porque con eso nos mantenemos, eso de la escuela, eso no le sirve...Y luego entonces que me compra un silabario ella, con un señor que era comerciante, y una señora me enseñó las vocales, ¡pero a escondidas de mi tío! Como tanto me gustó la lectura unos señores me prestaron unos tomos de historia sagrada, luego sobre astronomía… Por ese entonces empecé a oír a  poetas, después me gustó el canto y como mi tío no sabía letra, en los velorios yo le leía las alabanzas… Mi conocimiento en las topadas comenzó cuando me desencaminé a oír a los músicos y poetas de ese tiempo. En El Órgano, La Trinidad, Arroyo Seco, Concá… Empecé a hacer versos nomás a lo loco se me venían unas palabras. Me fue gustando. Me hice guitarrista. Había un señor que tenía una guitarra y la vendía, valía ochenta pesos. Cuando ya andaba tratando de entender la décima, Don Boni  (mi padrastro) en Rio Verde me llevó con un poeta (Don Melitón) para que me vendiera unas poesías, -no vendo poesías le contestó el hombre mejor que se enseñe, le voy a dar el norte-. Ya que hice los primeros versos me creía mucho, y fui a cantar al Quelital… Pasados unos días vino un señor de San Ciro, me dijo que mi versería no servía, que andaba desmetricado, -le voy a dar la clave para que haga bien sus versos-, el hombre se llamaba Rosalío Ruíz. Me vine y empecé a hacer versos, unas poesías las arregle poquito a poco. Los poetas que me empezaron a inspirar fueron don Rosalío, don Tranquilino, don Antonio García, don Mauro Villeda y Nicolás Montalvo. La primera topada la hice aquí en el Refugio, con Emeterio Guillen, caía el año 1963”.
Don Lupe, es autor de un gran número de poesías, participó en muchas topadas, conoció muchos lugares, hizo muchas amistades, cumplió satisfactoriamente con su destino de trovador, Actualmente vive en el Refugio, el lugar que lo vio nacer. Desde hace más de dos décadas forma grupo con sus hijos. En el primer violín, Miguel; Vicente en el segundo, Gualberto ejecuta la vihuela. Ya que desde pequeños los tres al igual que Don Lupe heredaron el cariño al trabajo del campo y el gusto por la música,  es decir el amor al destino de huapanguero. La Nación le reconoció su labor en 2006, al otorgarle el Premio Nacional de las Ciencias y las Artes, categoría de Artes y Tradiciones Populares.
    Cecilia Tello Zúñiga
Bibliografía: Poetas y Juglares de la Sierra; Eliazar Velázquez; La Huasteca. Un paraíso compartido,
José Guadalupe Arvizu Olalde









Cecilia Tello y don Lupe Reyes. Fotografía José  Guadalupe Arvizu


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Arroyo Seco
Los primeros habitantes de la región se establecieron debido a que las tierras eran muy fértiles, dando inicio a un mestizaje provocado por la llegada de diferentes grupos indígenas, entre ellos los chichimecas, atraídos por la generosidad de la región. La zona minera fue ambicionada por los mexicas y purépechas hacia el año 400 d. C., mas los chichimecas, destacados por sus dotes guerreras, los rechazaron al poco tiempo de sus intentos por apoderarse de las minas. Finalmente solo quedó el pueblo pame en la región de Arroyo Seco.
La región estuvo supeditada al señorío de Oxitipa, cuyo centro de mando se ubicaba en lo que es actualmente Ciudad Valles. Moctezuma Ilhuicamina extendió sus dominios hasta estas tierras, por lo que los pames se convirtieron en tributarios del emperador hasta la llegada de los españoles, quienes derribaron el imperio azteca.
Hacia 1532, el español Nuño Beltrán de Guzmán asoló la región. Los frailes agustinos y franciscanos intentaron cristianizar a los indígenas, sin embargo, la crueldad de los españoles provocaba que los indios se rebelaran. Resentidos contra los colonizadores, los aborígenes se refugiaron en las montañas buscando las barrancas más inaccesibles.
Por medio de una encomienda, Pedro Guzmán encabezó el primer poblamiento español en la hacienda de San Nicolás Concá alrededor de 1540, en un territorio que abarcaba gran parte de la Sierra Gorda y de lo que es el estado potosino actual.
Los acontecimientos sociales, poco o mucho, llegaron hasta esta parte de Querétaro. Durante la época revolucionaria, las designaciones de líderes de los ejércitos de uno y otro bando, no siempre fueron los idóneos, de ahí que convertidos en vulgares bandidos, los llamados generales dirigían acometidas siempre en busca de botines que satisficieran sus ambiciones. En este contexto, existió un general potosino, Saturnino Cedillo, quien en toda la Sierra Gorda y la Zona Media Potosina se caracterizó por su crueldad, escudado en el movimiento revolucionario, no escapando a sus ataques Arroyo Seco al que saqueó e incendió, asesinando a muchos hombres inocentes. El último de sus ataques fue dirigido a la hacienda San Nicolás Concá en 1918, en el que por fortuna, las fuerzas constitucionalistas de la Sierra acabaron con Cedillo y su gente.
Medio siglo antes, el General Mariano Escobedo tuvo su cuartel general en Arroyo Seco. De allí, el General salía a combatir a las fuerzas realistas del General Tomás Mejía.
Arroyo Seco fue elevado a la categoría de municipio en 1933.



La Huasteca. Un paraíso compartido
José Guadalupe Arvizu Olalde
Edición independiente con apoyo PACMYC
Pp. 113 y 114. 2009

Don Lupe Reyes en charla con don Polo Palencia (+), gran promotor del son arribeño.
Fotografía de José Guadalupe Arvizu Olalde

Templo en Purísima de Arista, Arroyo Seco, Qro.
Fotografía de José Guadalupe Arvizu Olalde













Fotografías e imágenes diseñadas por Cecilia Tello Zúñiga yJosé Guadalupe Arvizu Olalde
Don Lupe Reyes y Vicente Fox. Tomada de otra fuente (desconocida)

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