lunes, 13 de julio de 2015

Deporte. Juego y me divierto

1. REBELDES CON CAUSA

En los últimos años de la década de los ochenta y primeros de los noventa, el ritmo de vida y difíciles circunstancias económicas de nuestro país, dan pie a la aceptación social  generalizada para que la mujer se agregue como proveedora de recursos económicos a la familia, provocando un sesgo drástico en los  patrones vigentes hasta entonces, al interior de la familia tradicional mexicana. 

Las familias que en este caso me refiero, son aquellas que se ubican en los niveles socio-económicos medio y bajo, las que desde luego por su condición cuentan con menos herramientas de subsistencia, ya que además de las económicas tendrá que enfrentar barreras para allegarse las de tipo académico y por ende las intelectuales y viceversa., pues un individuo al carecer de preparación académica se encuentra con más obstáculos para acceder a la actividad productiva y por tanto a la obtención de ingresos que le permitan satisfacer sus necesidades.

De tal manera que obligados por las circunstancias los padres adoptaron -en mi opinión- incorrectamente, la actitud de “educar” a los hijos de una forma relajada. Siendo realmente esto un descuido, lo que relativamente, deriva en formación inadecuada de las nuevas generaciones, ya que los hijos en lugar de ser lo que quieren, hacen lo que les da la gana sin considerar las consecuencias de sus actos, adoptando patrones de conducta que generalmente no son los más adecuados para el buen funcionamiento de las sociedades en que son practicados. Caso concreto la sociedad norteamericana, cuya cercanía con nuestro país es factor para ejercer cierta influencia sobre nuestra gente, siendo las generaciones jóvenes, ya que muchos adolescentes tienden a imitar, por desgracia, las conductas negativas de los vecinos norteamericanos.
Actitudes de rebeldía hacia quienes representan cierta autoridad; desgano, desinterés y falta de motivación al no contar precisamente con un patrón conductual positivo a seguir; son las características que encontramos en muchos niños y jóvenes. Si algún patrón de conducta siguen, es el adoptado a partir de una imagen externa al del hogar, las más de las veces con inclinación hacia las conductas negativas.


El héroe de la película o de los dibujos animados, el deportista (en este caso, por lo general es un futbolista el modelo) o el vecino, se convierten en el ejemplo a seguir. Por desgracia, el individuo que se encuentra en estas etapas, opta por integrar a su personalidad los defectos y no las virtudes o cualidades del sujeto admirado. Los niños casi siempre eligen al “malo”, porque es el “fuerte” o porque detenta el “poder” en la película, sin tomar en cuenta los desenlaces donde “el malo” tiene su castigo.

Esta postura comodina de los padres, ha tenido como consecuencia que se pierda, relativamente, la posibilidad de los adultos por asumir plenamente su papel social como guías de los niños y jóvenes.

A dos décadas de tomada esta forma de ser padres, sin  ser catastróficos, los efectos sí han derivado en circunstancias un tanto difíciles. Sobre todo para las nuevas generaciones quienes son los que se enfrentarán ante las diversas situaciones que el mundo actual les presenta.

Sin descalificar el papel de los padres modernos, pienso que la forma de guiar a los hijos podría mejorarse considerablemente si se retoman aquellas maneras efectivas de educación y formación humana de generaciones del pasado inmediato.
Las formas a que me refiero consistían en la convivencia con los hijos. Los padres se daban un espacio de tiempo para hablar con ellos y aconsejarlos sobre las ventajas que tiene un buen comportamiento, empezando por inculcar principios como el respeto y la honradez. Algunas veces hicieron uso del castigo y del correctivo que consistía en un golpe dado con la palma de la mano en las nalgas. Esto último actualmente es visto como una violación a los derechos humanos.

No pretendo formar padres con este sencillo trabajo ¡Por supuesto que no! Mucho menos inmiscuirme en la forma de educar a los hijos, pues consciente estoy que en toda la vida no se logrará ser un padre perfecto; también estoy conciente que el aprendizaje como tal se adquiere día tras día solo con la práctica cotidiana y acorde a las circunstancias que se le presentan a cada quien. Pero sí tendremos mejores elementos en la sociedad, en tanto se manejen procesos formativos del individuo con miras a una integridad humana positiva.

Desde luego que también me doy cuenta de la realidad económica existente en el país, por lo que entiendo que ambas cabezas del hogar busquen el sustento, disminuyéndose así el tiempo de convivencia intrafamiliar. Tomando en cuenta este factor es importante equilibrar  la falta de tiempo con la calidad en la convivencia familiar. Desafortunadamente con frecuencia muchos padres caen en el error de querer compensar con dinero la carencia de comunicación y convivencia con los hijos.

Ambos padres tienen que trabajar fuera de casa, cuando el ingreso obtenido por uno solo no es suficiente, para de esta forma conseguir mayor ingreso que les permita tener mejor calidad de vida. En muchos casos, los dos están fuera del hogar la mayor parte del día por este hecho, de ahí que la convivencia necesaria, y por ende la comunicación, se vean afectadas considerablemente. Aunado al desinterés y falta de voluntad que muchas veces acompaña al fastidio y cansancio que producen las actividades  fuera de casa, así como al cambio drástico interpersonal de los hijos, que de convivir con chicos de su edad llegan a un ambiente donde por lo general los que creen que deben de dominar, así textualmente, son los adultos. Ambas partes, los padres y los hijos, cooperan para tener en casa una buena o deficiente convivencia.

Este aspecto puede ser combatido satisfactoriamente comenzando por tomar una actitud propositiva.

A partir del momento que se vea el sentido de vivir de manera armoniosa; de las ventajas y los beneficios tanto de la comunicación como la convivencia, seguramente la actitud ante la vida, también será diferente. Esto, como ganancia adicional proveerá a la sociedad de mejores individuos, porque en principio, la formación individual con patrones positivos de conducta, incrementa sustancialmente la probabilidad de integrar a la sociedad una persona cuyos elementos formativos buscarán siempre el bien del grupo social en que se desenvuelva.

La práctica de los modelos de conducta aprendidos por los niños y jóvenes en el deporte u otra actividad, construirán un ambiente de confianza y seguridad en sus compañeros, lo que por consecuencia conlleva a la obtención de los resultados deseados.

 
Consideraré y me enfocaré principalmente al deporte con el mayor número de simpatizantes en el mundo y por ser el área deportiva en que me desenvuelvo: el fútbol. Repito que los temas referidos en este libro son aplicables en cualquiera de los ámbitos en que se desarrolla el ser humano
Actualmente muchos de los jugadores que participan en los torneos de fútbol, sean niveles amateur o profesional, observan conductas reprobables no solo como individuos sino también como deportistas. La exagerada agresividad y falta de educación que caracteriza a muchos de ellos, es tan elocuente que se percibe con mucha facilidad a la distancia, aún a través de las cámaras de televisión cuando hablamos de jugadores profesionales, cuyos partidos son trasmitidos por este medio de comunicación. Además de la carencia  de  disciplina, ello debemos agregar su falta de gentileza. Por lo menos la mayoría de los jugadores así lo demuestran a la hora de la competición.
Desafortunadamente los patrones de conducta negativos de los adultos son adquiridos por los niños y jóvenes que los advierten, mayormente cuando se trata de posturas observadas en un jugador de los llamados “estrellas”. Esto se observa más en el fútbol,  repito, por ser el deporte cuya práctica predomina en el mundo.
Por esta razón, y por ser el ámbito en que me desenvuelvo, tomo las reglas establecidas por el International Board los juegos de fútbol soccer. Pues en estas se define el rol de los jugadores (Regla 12) y del árbitro (Regla 5); como participantes de un encuentro de fútbol. Para los primeros como reguladora de la conducta. Concretamente en la Regla 12 se precisan las faltas e incorrecciones en que incurran los jugadores y las sanciones respectivas que el árbitro aplicará.
Es importante que los jugadores, cualquiera que sea la disciplina deportiva que se practique, sepan y entiendan que la tarea de calificar la existencia de una falta o infracción a las reglas durante el desarrollo de juego corresponde a los árbitros asignados para conducir un partido de fútbol, NADIE MÁS, ni jugadores que están participando y mucho menos cuerpo técnico ni espectadores tienen facultades para incidir en las decisiones de los árbitros. (Reglas 5 que corresponde al ÁRBITRO y 6 que concierne a los ÁRBITROS ASISTENTES).

 El sentido de ser padre es  formar a los hombres que en el futuro sean leales a sí mismos y a su sociedad.

Si lo haces, estarás satisfecho de tu obra.

 
 Capítulo 1
Obra: Disciplina básica del deportista Amateur.Juego y me divierto
Autor: José Guadalupe Arvizu Olalde
Año: 2006-2008


 
Al entrar al terreno de juego

Con uno de los capitanes

Tripleta en un torneo inter-escolar

Otra tripleta

Preparándome para el partido.

Un jugador mostrando como fue la agresión.

Torneo inter-prepas femenil
Estadio Municipal Querétaro

Al medio tiempo en Naucalpan, EdoMex.

En futbol 7
Naucalpan, Edo Mex.










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